Arte y Naturaleza: reivindicación de dos patrimonios hermanos.

Este sábado 27 de junio en el Atelier de Blanca de Nicolás hemos podido asistir a dos eventos: por un lado, la inauguración de la exposición del proyecto Ell@s de María Vernet en el marco de la Gay Pride y, por el otro, la performance de Body Painting en defensa de los árboles de Sitges.

La actuación se ha llevado a cabo a las 13:00 en el atelier ante los espectadores interesados por la exposición de Vernet y expectativos por el espectáculo de Body Painting organizado por Blanca de Nicolás, el bailarín de flamenco y contemporáneo Jesús Martín y José Luís López, exbailarín con una larga e interesante trayectoria.

Tras dejar en completa oscuridad el atelier, ante los espectadores apareció Jesús Martín bailando de un modo muy elegante con falda de estilo flamenco que acentuaba de una manera especial sus movimientos. Como decíamos, el atelier estaba en completa oscuridad exceptuando una luz led azul quedando así iluminados el borde e interior de la falda del bailarín pero también las ramas pintadas en la piel del torso y los brazos. Después de esta primera actuación de baile, se añadió Blanca de Nicolás con un vestido largo en blanco. Un personaje imponente por su altura y aspecto atemporal y ambiguo –José Luís López- le concedió unos pinceles con los que la pintora trazó encima del bailarín más ramas mientras éste bailaba. A medida que había más ramas en su piel, más crecía y sus movimientos eran más vivos y elocuentes.

El resultado final, pues, fue de una gran poesía que no dejó indiferente a nadie. Pero lo más destacado es que la naturaleza y el árbol fueron los protagonistas. Sin perder el sentido del arte, se reivindicó la importancia vital del patrimonio botánico que tan desapercibido pasa a veces e incluso, eliminado por el capricho del hombre.

Se dice que cuando el hombre hace el mal a un ser vivo es por qué no lo entiende como tal considerándolo un objeto. Con la propuesta de Body Painting que hemos podido ver, no sólo se ha hecho hincapié en el concepto de árbol como ser vivo sino que se le ha humanizado convirtiéndolo en un bailarín; de esta manera, la piedad y comprensión se producen con facilidad al tratarse de un igual.

Convertir el árbol en hombre también puede presentar el discurso inverso: no es que el árbol sea hombre, es que el hombre es naturaleza por lo que sus acciones y posibilidades son gracias a ella misma. En un mundo dónde la tecnología y la razón parecen imperar en nuestras vidas y, por ende, en la del resto de seres vivos, nunca está de más pararse a reflexionar, aunque sean sólo unos minutos, sobre nuestra verdadera identidad: la de animales que viven en la naturaleza y que no conviven con ella, sino que viven gracias a ella.

La naturaleza es para algunos el verdadero arte, la única que puede crear ya que nosotros, materia, no podemos engendrar materia nueva. En cualquier caso, arte y naturaleza siempre han ido de la mano; la apreciación de la belleza en la naturaleza no sería posible sin la existencia del arte pero es la naturaleza misma que permite el arte, la que cede los pinceles al pintor. Como dijo en 1904 Paul Cézanne, uno de los pintores que más profundizó en el estudio de la naturaleza, ella “es la base necesaria de toda concepción artística, y sobre ella reposa la grandeza y la belleza de la obra por hacer”.

La actuación de Body Painting ha captado todas estas cuestiones a través del lenguaje de la danza y la pintura sobre la piel reivindicando la humanidad de los árboles y la naturaleza de los hombres con una exhibición tan cercana al espectador y a la vez tan lejana como el mito de Apolo y Dafne.

Maria Llopart Moreno

28/6/2015