Celebrando la diversidad y construyendo un mundo mejor

Hoy, 28 de junio, celebramos el Día del Orgullo LGTBIQ+. Es el día de todos, sí. El día de gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, intersexuales, queers y más. Y es precisamente ese más el que más me gustaría destacar. El más de los que nos han apoyado con el tiempo, no desde el principio. Se han ido convenciendo gradualmente. Porque ellos no son de ninguna de nuestras siglas. Lo que tienen en común con nosotros es la empatía que han desarrollado, el interés por conocernos, por comprendernos.

Sin ese más no estaríamos aquí, en este momento, en este contexto en el que nos encontramos.

Vivimos tiempos difíciles (¿qué duda cabe?)

Los reaccionarios, carcas y polvorientos rancios, se rebelan frente a nuestro avance en derechos humanos. Nos tienen tanto miedo que han generado en torno a nuestra imagen como colectivo un relato de ideología LGTBIQ+ que ni ellos mismos se creen, pero que, desde su nuevo lugar de poder (que siempre estuvo ahí esperándolos, pacientemente, salvaguardado por una “transición democrática” leve y quebradiza) están consiguiendo filtrar a unas masas crédulas y dolidas con un estado que las ha ignorado y despreciado por supuestamente “no estar a la altura de la política” (sigamos despreciando a Chonis y Poligoneros, que así es la cosecha que estamos recogiendo).

El sistema es deficiente, no solo con nuestro colectivo y nuestra comunidad

Al ignorante solo se le saca de su ignorancia con paciencia e información veraz y bien intencionada. Desde la empatía es desde el único lugar que podremos acercarnos al intolerante por ignorancia (sin ánimo de ofender, no uso este lenguaje como un insulto, si no como una realidad cruda, sin interpretación subjetiva). El sistema es deficiente, no solo con nuestro colectivo y nuestra comunidad, esto es un hecho. Y esta derecha casposa disfrazada de novedad está aprovechando este mismo hecho para generar votos en un lugar en el que nadie antes los había buscado: entre la población de extrarradio, los olvidados, los marginados, la gente que más difícil lo tiene para encontrar un trabajo cualificado, estable y bien remunerado (¿os suena?¿aún no habéis empezado a empatizar). Y lo ha hecho para inventarse el relato de que la culpa la tenemos los demás: el avance de los derechos LGTBIQ+, el avance de los derechos feministas, el avance de las políticas sociales, la defensa de los inmigrantes… Y el relato ha calado hondo.

Empatía y paciencia

Pues bien, para desmontarles el relato no debemos enfrentarlo con un contra-relato. Si de algo sabemos en nuestra comunidad es de empatía, es de paciencia, es de sumar puntito a puntito. La educación no impuesta, la educación mostrada con sinceridad y con mucha verdad. Pero sobretodo con mucha paciencia.

Una vez más y las que hagan falta

Nos toca poner la otra mejilla (sí, una vez más y las que hagan falta). Presentar batalla de lado, y no de frente. Responder al supuesto enemigo con un: “tranquilo, no pasa nada, te comprendo y no soy ningún enemigo”. Os aseguro que tenemos más en común de lo que parece. Pero tenemos que ser valientes, pacientes y comprensivos, sí, una vez más y las que hagan falta.

PD: Tengo por norma no firmar nunca mis artículos, puesto que, como secretario de comunicación, solo soy un altavoz de la asociación. Pero en esta ocasión lo voy a hacer con el permiso de todos, ya que este artículo es mi opinión y mi consejo para todos. Es mi manera de verlo.

Jose Roldán, secretario de comunicación de Colors Sitges Link, Associació LGTBIQ+.